BUENA DOCTRINA

SOBRE EL INDIVIDUALISMO LIBERAL (I)

Santo Tomás decía: el hombre es por naturaleza un ser social y político; Rousseau dice que por naturaleza el hombre es un todo perfecto y solitario. (Contrato Social ,II,cap.7).

Santo Tomás tenía como punto de partida el hombre y la sociedad en su conjunto; Para Thomas Hobbes, John Locke y J. J. Rousseau la sociedad era un artificio inventado súbita y arbitrariamente por el individuo “con la exclusiva intención de preservar su propia persona, su libertad y su propiedad de una manera mejor” (Locke, Ensayo, IX, 131). Como Marx justamente lo remarcaba: «La sociedad no existe nada más que para garantizar a cada uno de sus miembros la conservación de su persona, de sus derechos y de su propiedad” (La Cuestión Judía,p.194)

483290_10152695738945153_204204441_nSanto Tomás decía: es natural que el hombre busque el bien común. Rousseau decía lo contrario: «la voluntad particular obra incesantemente contra la voluntad general»(CS,III,cap.10); “la voluntad general tiene siempre por objeto el interés privado»(Manuscrito de Ginebra,,I,cap.4); «Es falso que, en el estado independencia la razón nos conduzca a “cooperar al bien común por la vía de nuestro propio interés: «lejos de que el interés particular se una al bien general, ellos se excluyen el uno al otro en el orden natural de las cosas»(ibíd.I,cap.2)

Santo Tomás decía: la búsqueda del bien común debe ser activa en el hombre y no solamente en el príncipe, sino además en cada uno de sus súbditos. En otros términos, la realización del bien común por el ejercicio de las virtudes de prudencia política y de justicia social debe ser una preocupación para todos, desde el príncipe hasta el más humilde de sus súbditos. Los liberales antiguos y los modernos, dicen por el contrario: esta búsqueda del bien común debe ser pasiva en el hombre ; la realización de este bien no debe ser una tarea para preocuparse, sino una resultante que se forma mecánicamente; y aún el príncipe, el «déspota ilustrado» de los fisiócratas debe plegarse al “laissez faire”. En efecto, en el momento en que la competencia haya ocupado el lugar de la antigua organización corporativa, las «leyes naturales» regularán la marcha de la economía mucho mejor de lo que el hombre podría hacerlo, mediante la virtud que sea.

Autores1Santo Tomás decía: aquel que busca activamente el bien común de la multitud busca igualmente, por vía de consecuencia (ex consequenti) su bien propio. Los liberales antiguos y modernos cambiaron bruscamente la proposición y afirman: aquel que busca activamente su bien propio realiza el bien común por una consecuencia totalmente imprevista.

Santo Tomás consideraba la propiedad privada como «sobreañadida» a la comunidad natural de todos los bienes de la tierra y la consideraba, por lo mismo, como una carga con obligaciones políticas y sociales.

John Locke, por el contrario, considera que “aunque la tierra y todas las criaturas inferiores pertenecen en común a todos los hombres, cada hombre tiene, sin embargo, una propiedad que pertenece su propia persona; y esa propiedad nadie tiene derecho excepto él mismo. El trabajo de su cuerpo y la labor producida por sus manos, podemos decir que son suyos. Cualquier cosa que él saca del estado en que la naturaleza la produjo y la dejó, y la modifica su labor y añade a ella algo que es de sí mismo, es, por consiguiente, propiedad suya. Pues al sacarla del estado común el que la naturaleza la había puesto, agrega a ella algo con su trabajo, y ello hace que no tengan ya derecho a ella los demás hombres. » (Ensayo,cap.5,27). De esta manera esta propiedad es un derecho absoluto, «sagrado», completamente exonerado de sus anteriores responsabilidades políticas y sociales.

Como Marx lo dice al hablar de la propiedad «burguesa»: “ el derecho del hombre a la propiedad privada es… el derecho de gozar de su fortuna y de disponer a su grado de ella, sin preocuparse de los otros hombres, independientemente de la sociedad; es el derecho del egoísmo”(La Cuestión Judía,p.193).

La evolución es exactamente paralela en lo que concierne a la ganancia. La noción de una «totalidad» de necesidades: necesidades de «todo hombre» y necesidades de «todo el hombre», es para el individualismo (y especialmente para el nominalismo que lo inspira) una noción vacía de sentido. Por consiguiente, no habrá más criterio para juzgar a la ganancia. Sólo deberá contentarse con comprobar que si existe algún provecho, es normalmente porque una necesidad cualquiera, una necesidad individual, se encuentra verdaderamente satisfecha. Desmantelado, el orden de los fines, es decir, la totalidad jerarquizada de las necesidades individuales o sociales, es absorbida así, pieza por pieza, en el orden de los medios, es decir de las ganancias. Al mismo tiempo, éstas llevan en sí mismas su finalidad y, junto con ella su justificación moral”. Según la expresión de Max Weber, ella se convierten en un “fin en sí” (La Ética protestante y el espíritu del capitalismo)

P.D. Dognin, Initiation a Karl Marx, Les Éditions du Cerf,Paris,1970,pp.243-245).

Nota del Francotirador

1)El texto traducido corresponde al capítulo II: “El individualismo liberal, “negación” de la tradición anterior”,pp.243-245.Próximamente aparecerá la continuación.

2)Un importante artículo del P.Dognin apareció en “Ethos”,la revista del Instituto de Filosofía Práctica.

http://www.infip.org.ar/wp-content/uploads/2015/08/Dognin-Paul-El-juicio-econ%C3%B3mico.pdf

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